Orgulloso y erguido,
camuflado en tu ramaje.
Silencioso tu mundo verde
entre cemento y hormigón.
Silencioso tu mundo verde
entre cemento y hormigón.
Mudo testigo
de nuestro pasar cada día.
No te vemos y tu siempre nos miras.
Buenas noches,
Buenas tardes,
¡Buenos días!
de nuestro pasar cada día.
No te vemos y tu siempre nos miras.
Buenas noches,
Buenas tardes,
¡Buenos días!
Imagen y texto: María.
Bella Poesía que le dedicas a ese árbol, que realmente parece que tiene ojos.
ResponderEliminarSaludos, manolo
http://marinosinbarco.blogspot.com.es/
Los ojos de un poeta sirven para algo más que mirar, para traspasar y concebir aquello que al resto pasa desapercibido. ¡Felicidades, María!
ResponderEliminarBesos
Corto y profundo tu poema. precioso sin duda
ResponderEliminarSaludos
Manolo,
ResponderEliminarBienvenido!! y muchas gracias.
Francisco,
No sé si los ojos o el alma que a menudo necesita ver más allá de lo palpable y material. Un abrazo.
Mayte,
De vez en cuando tu huella por aquí. Gracias y un beso.