Se acabó.
Porque todo se acaba
porque todo llega.
Se acabaron los dolores, aquella tristeza,
el cansancio y el trabajo,
las noches en vela.
Esas noches tuyas y mías,
nuestras.
Quedaron mis manos vacías,
Cual fantasma en la niebla.
Las horas, antes tan ocupadas,
Ahora vacías, huecas.
Tus alas están preparadas,
dispuestas.
Preciosas alas blancas
y sedosas, inmensas.
Serán ahora tus paseos
en el inmenso azul
sobre nubes de algodón.
Encenderás la luna,
brillarás entre las estrellas
y despertarás al sol.
Mándame un guiño de cuando en vez,
un beso envuelto en brisa,
una caricia entre la lluvia fina.
Y algún que otro arco iris ¿podría ser?
Imagen pillada en la red.
Texto: María